
「Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ VI」𝑇𝑟𝑖𝑎 𝑃𝑟𝑖𝑚𝑎
Una mujer deja caer la oscura tela del hábito para cubrir sus piernas y salir discretamente por la puerta, acomodando el velo blanco de su traje, aparentando normalidad.
El reloj suena marcando la media noche mientras el Papa se halla recargado en el respaldo de la silla, sus dedos acarician su mentón, satisfecho por el consuelo que le fue ofrecido junto con los mejores deseos de parte de una hermosa dama. Las prendas sagradas reposan sobre el sofá a un lado suyo, solo el traje debajo de la casulla sigue en su lugar, su mente disfruta del recuerdo fresco viendo a un punto cualquiera frente a él.
Las cartas están agrupadas a un lado del escritorio, todas leídas, su vista se centra en ellas, especialmente en un sobre oscuro, apilado junto al resto.
Entre el apoyo y palabras de aliento, fotografías, obsequios, las letras dedicadas a él en aquella hoja no tendrían nada de especial, pero sabe e identifica que es más que un mensaje, algo que no salta a simple vista, sino que conoce y está seguro de quién proviene, el remitente no es el escrito y seguro la estampilla tampoco. Quien la envió era consciente de que solo él descubriría esos detalles, estaba más que claro.
Sus manos se habían cruzado para descansar su mentón en ellas hasta que el sonido de pasos aproximándose advirtieron de una presencia al otro lado de la puerta antes de que la voz preguntara si podía pasar.
Al entrar vio al hombre poniéndose de pie. La luz que se filtraba por la ventana delineó su figura una vez que apagó la pequeña lámpara en su escritorio. Admitía haberse preocupado al no encontrarlo en sus aposentos, no habría sido relevante de no ser que eran sus responsables el vigilar que estuviera bien.
—Papa, ¿Aún sigue leyendo la correspondencia? —preguntó el demonio, sabía que Emeritus estuvo ocupado en otras cosas al encontrarse con una mujer en el pasillo, el olor que desprendió al pasar a su lado hizo evidente a sus sensibles sentidos lo sucedido en esas 4 paredes.
—No, en realidad estaba preparándome para ir a mi habitación —tomó las piezas de su traje y observó fijamente al Ghoul con una expresión indescifrable, el sirviente ladeó su cabeza sutilmente.
Notaba algo extraño.
—Ya es tarde, debería descansar un poco más temprano, acaba de recuperarse —Tercero cruzó la puerta sin prisa, el chico cerró para acompañarlo en los desolados pasillos esa madrugada —. Podemos encargarnos de sus actividades mañana, así no necesitará levantarse a primera hora.
El azabache no respondió de inmediato, realmente no tenía sueño y sentía haber dormido suficiente los últimos días, demás para su gusto. En su caminata no había volteado por estar inmerso en sus pensamientos.
—Es muy atento de su parte, lo agradezco, pero yo me encargaré de ellas —en algún punto su acompañante se quedó atrás luego de doblar en una esquina, ya estando cerca de su recámara. El Papa detuvo sus pasos antes de entrar.
—... Pídele a Writer Ghoul que escriba un comunicado.
La noche era joven, una buena hora para hacer llegar una respuesta.
*****
[MESSAGE FROM THE CLERGY]
We wish to inform you that the Pope has recovered and with the spirit to receive you at the next Black Mass; we thank you for your attention and offerings. Be ready for what the new era will bring for you.
Y en algún lugar lejano a ellos, un hombre se encuentra a los pies del altar, reza frente a la figura imponente de Baphomet, rindiendo adoración para su señor sobre sus rodillas. Sus ojos permanecen cerrados escuchando las propias palabras como un susurro, más no se humilla ante su dios, no tiene que hacerlo para ser escuchado, el sonido del silencio le acompaña, sin nadie a su alrededor.
Hace días que no da por finalizadas sus oraciones, el traje negro que porta se ve lleno de polvo por su postura y aguarda, diminuto en la inmensidad de la oscura catedral, hasta que una presencia ajena se acerca, servicial, una máscara cubre su rostro y una mirada serena lo sigue hasta llegar a su lado. Una vez que este le observa esperando, le informan:
—Ya ha despertado... está vivo.
La noticia lo obligó a dejar sus actividades y dirigirse a su habitación.
En el camino, fue acompañado de la figura enmascarada que fungía como mano derecha. Su rostro resultaba imposible de leer, era su mirada la que develaba algún sentimiento que pudiera estarlo molestando. El tema a tratar, sería, en extremo delicado y confidencial
Adentro, el lugar se iluminaba con luces neón, una atmósfera extraña evocaba el estilo cyberpunk, sin embargo, su aspecto parecía ser más una amalgama entre lo religioso y futurista. Algunas cruces invertidas decoraban las paredes sobre posters de Ghost in the Shell, Neuromante y otros similares.
El hombre tomó asiento en una pequeña sala guinda, seguramente comprada en un bazar de antigüedades, su compañero le esperó de pie.
—¿Estás seguro? —su acompañante enmascarado asintió— Ya veo, el bastardo tiene suerte... Tenemos que encargarnos de arrebatarle la que le queda...
Se levantó dirigiéndose a un armario y colocó la mano sobre una de sus puertas, cerró los ojos creando una imagen mental de lo que adentro residía. Una sonrisa torcida pronto se transformó en una mueca de rabia.
—Comunícame con Rose des Vents.
En minutos, el sujeto enmascarado le extiende un celular.
—¿Rose? Estoy al tanto de los hechos ¿Quién diría que el sujeto tiene el favor de Satán, nuestro señor? ¡JA JA JA JA JA! —su risa cesa— Ese hijo de perra...
"¿Omitirías las maldiciones? No es el único asunto que debo atender. Sé directo ¿Para qué llamaste?"
—¡Oh! ¡Perdona la interrupción! Tan sólo pensé que cómo es algo que tenemos en común, no sé, podría... Hacernos más unidos.
"...Eres un gilipollas".
—Sí, es lo que han dicho muchos.
"¿Necesitas algo? Dímelo y te lo haré llegar".
—¿En serio me crees tan superficial? —un silencio en la línea— Aunque me alegra saber que estás al tanto de mis necesidades —el tono bromista que lo acompaño se esfumo transformando su voz en la frialdad más pura—. No podré actuar ahora, tendrás que abrirme camino si quieres que la tarea esté completa ¿Qué hay de las pistas? Mis hombres fueron cuidadosos pero por lo que sé, esos Ghouls son buenos rastreadores.
"En efecto, tus lacayos camuflaron muy bien su aura y olor... Pero uno de ellos dejo atrás uno de sus estúpidos collares ¿De qué les sirve ser tan mágicamente hábiles? ¡Dime! ¡Si algo tan simple como un collar los pudo haber delatado!".
Mercury no pudo contener la rabia volcando su atención al demonio de pie, avanzando hacia él para atrapar la garganta entre la pared y su antebrazo. El enmascarado se quejó retorciéndose pero no logró frenar su castigo.
"¿Qué fue ese ruido? ¿Sigues allí?"
—Así es preciosa, me encargaré de que mis hombres paguen por el error cometido —mencionó con el mismo tono juguetón del principio.
"De igual manera ya ésta arreglado. Espera mi confirmación para dar el siguiente paso y Mercury, por favor, ésta vez no lo arruines ¿No es lo que has deseado toda tu vida?".
—Podría decirse lo mismo de ti. Estamos en contacto.
Del otro lado de la línea colgaron. Retiro su antebrazo dejando que su acompañante jadeara intentando normalizar su respiración.
—Hoy podría ser tu día de suerte, veo lo que tienes colgado. Llámalo, tenemos asuntos que arreglar...
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